La Delgada Línea entre los Valores Empresariales y la Discriminación.

Antes de continuar con el desarrollo de la temática que a todos tiene en ascuas. Permítanme hacer un paréntesis en la redacción. No lo voy a negar. A mí Donald Trump me despierta una ilimitada admiración. Tan sólido cinismo, engreído como el que más y alto nivel de excelencia en el oportunismo tienen, por fuerza, que despertar admiración. Hay una sola cosa que me admira más: la orfandad neuronal de aquellos que lo siguen como Presidente y más aún como candidato en su reelección. No sin mencionar a los que lo exoneraron de todo cargo y sospecha. “Dispense usted, lamentamos profundamente las incomodidades”. Ya ven cómo allá del otro lado también se cuecen habas?

La mexicanísima expresión “irse a lo oscurito” tiene en el habla paisana múltiples significados. Si, por ejemplo, se trata de una pareja, la expresión se llena de un rumor de pájaros eróticos y quizá de un lejano aleteo de cigüeña. Ahora bien, la misma expresión empleada en las empresas ya significa otra cosa. Para ilustrar esto último, invoco como ejemplo la fundada sospecha que compartimos un servidor y varios colegas, de que, en los últimos años, las áreas de recursos humanos se han ido a lo oscurito con alarmante frecuencia para definir alarmantes decisiones de inclusión de personal. Todo esto, no pasa de ser mera suposición. Si uno pudiera ver y saber a ciencia cierta lo que ocurre en lo oscurito, pues ya no sería tan oscurito.

Como elemento de evidencia de que esto es cierto, se ciernen sobre las empresas complejos temas de inclusión que se contraponen a los valores institucionales. Y para hacer otro ejemplo, traslado esto a la familia; a la funcional. Pero me detengo nuevamente para aclararles lo siguiente. Disfuncional significa que NO FUNCIONA. Y actualmente está mal empleado al considerar a una familia disfuncional aquella que no está conformada por un padre biológico, una madre abnegada e hijos de dudosa procedencia. Una familia sea cómo esté conformada mientras funcione bien es una familia funcional. Y esto es exactamente igual en las empresas. Para mala fortuna de la industria, las empresas pueden darse el lujo de elegir a sus integrantes de acuerdo a normas de valores previamente establecidos (lástima que esto no aplicó en mi familia). Sin embargo los valores no están alineados a las preferencias de culto y sexo (la política está exenta por obvias razones). Recordemos que el Culto se hace en privado y el sexo con las partes privadas y no son expuestos de expresión laboral. Las empresas hoy en día deben centrar su reclutamiento en los 4 pilares del éxito que definen a un recurso. Ética, Conocimiento, Empatía e Integridad.

Buscando siempre cubrir al máximo estos 4 pilares se puede garantizar que el recurso a ingresar en la organización tendrá un buen desempeño laboral. Y será un sólido y fuerte eslabón en la cadena total. Millenials, ahí les hablan. Hoy en día las empresas de la vieja guardia deben voltear a los nuevos modelos de inclusión y reclutamiento. Y dejar obviados los temas de “valores” que refieran a preferencias de culto y sexualidad. Dijera la madrastra de mi madre (a la que yo cariñosamente decía abuela) que era muy sabia y a punto estuvo de ser monja. Lo demás es lo de menos. Y después de todo; una señora es una señorita, después de todo.

Frank Hdez Entusiasta de la Vida.